La denominada cosmética de piel madura tiene una serie de objetivos muy concretos:
HIDRATACIÓN DEL ROSTRO: favorecer la actividad de los queratinocitos (las células que producen queratina) para corregir así el adelgazamiento de la epidermis; mantener el manto lipídico; actuar sobre la circulación y aportar una mejora sensible del relieve cutáneo. Para ello, suelen incluir principios activos como extractos biológicos, ácidos grasos, los isaponificables, las vitaminas, oligoelementos, alfahidroxiácidos, activadores de la microcirculación y fitoestrógenos.
EFFECTO LIFTING: basado en su elevado contenido en sustancias hidratantes, que actúan sobre las capas superiores de la epidermis, haciendo que sus células se hinchen y, como consecuencia de ello, las arrugas y las líneas de expresión se difuminen.
HIGIENE CORPORAL: la higiene diaria juega un papel fundamental, usar geles y jabones suaves y extragrasos.
EXFOLIANTE: masajear el cuerpo con un exfoliante cada 15-20 días, teniendo especial cuidado en caso de pieles finas y sensibles.
HIDRATACIÓN CORPORAL: utilizar un producto que además de asegurar la adecuada nutrición
cutánea (aceites, lociones o cremas) incluya ingredientes reafirmantes
que devuelvan a la piel el tono perdido y combatan el descolgamiento y
la flacidez propias de la edad en zonas como, por ejemplo, la cara
interna de los brazos.
Una alimentación SANA Y EQUILIBRADA y la práctica de EJERCICIO FÍSICO forman parte del tratamiento corporal.
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