lunes, 17 de febrero de 2014

COMER SIN SAL CON MUCHO GUSTO

El exceso de sal o de sodio es un factor de riesgo para diversos trastornos como la hipertensión y determinadas dolencias cardiacas, hepáticas o renales. Acostumbrar al paladar desde niño a un punto justo de sal es un buen gesto que podemos trasmitir a los niños. Ya siendo adultos, el truco está en saber cocinar y sacar el máximo partido a las recetas prescindiendo de la sal:

. Cocinar al vapor las verduras: al no estar en contacto con el agua, las sales minerales del alimento que en gran medida son las que dan el sabor, no se duluyen.
. Macerar los pescados: los pescados balncos tienen un sabor más suave, más neutro. Para potenciar el gusto sin necesidad de añadir sal se pueden poner a macerar en zumo de limón, ajitos, perejil u otras hierbas aromáticas.
. Sazonar al final: añadir una pizca de sal al alimento una vez que esté cocinado y no durante la elaboración.
. Sal de sésamo: una forma de reducir la cantidad de sal y enriquecer en nutrientes los platos es utilizar gomasio, una mezcla de sal y semillas de sésamo, como aderezo de enaladas, cremas etc.
. El frío potencia el sabor: al dejar el guiso de un día para otro en la nevera, el sabor del plato se concentra más. Este truco sirve para elaborar platos como ragú de ternera, calamares en su tinta, estofados etc.

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