Las manos siempre están visibles y realizan cientos de acciones y funciones que vulneran su buen aspecto, por lo que pueden convertirse en nuestros mejores aliados o en delatores implacables en función de la atención que les dediquemos.
La piel de las manos sufre el castigo y el desgaste ocasionado por :
- Contacto directo de agentes infecciosos, detergentes, contaminantes, productos químicos.
- Exposición directa al frío, lluvia, viento, cambios de temperaturas.
- Exposición directa a radiación solar.
Factores todos ellos que pueden derivar en una serie de problemas que debemos evitar, como son la deshidratación, la descamación, las grietas, sequedad o el envejecimiento prematuro.
Es importante por tanto:
- Lavarnos las manos siempre que sea necesario pero también SECARLAS debidamente.
- Usar guantes siempre que sea necesario, (para el frío, para trabajar, fregar, etc).
- Usar un preparado hidratante para el correcto mantenimiento de la piel de las manos.
- Protegerlas de las radiaciones solares (incluso en invierno).
- Usar una crema de manos que contenga sustancias despigmentantes para prevenir o atenuar las manchas marrones causadas por el envejecimiento.
Una capa protectora que forme una especie de guante invisible protegerá las manos de muchos problemas.
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